En cada despedida siento que se me agrieta un poco más el corazón.
Quiero darte abrazos, besos y mimos para que te lleves cuando ya no estemos juntas.
Y guardar en mi tu aroma, tus gestos, eso que te hace ser vos, bella y radiante como siempre.
Los minutos previos al adiós, se me juntan las palabras, los besos, los gestos quiero dartelo todo y no quedarme con nada. Pero siempre queda un resto, que me lo llevo conmigo hasta la próxima vez.
Por que el después se pone duro, queda la memoria, el recuerdo proyectando y recreando esos instantes que para mi son la perfección.
Viene el adiós y no queda otra más que seguir cada una su camino, cada una su destino.
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Hace 13 años
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