lunes, 21 de noviembre de 2016

Reflexión

Es irónico pensar cómo la vida se encarga de hacerte aprender las lecciones que no aprendiste en el pasado. Una y otra vez te pone pruebas, y vos las seguís evadiendo.

Cada vez más fuerte, más dolorosas, y llega el momento donde tenés que enfrentar tus miedos, sabés que no tenés otra opción. 
Sabés que si volvés a fallar, el dolor, la culpa te carcomerá el alma.
Todos se arrepienten de lo que no hicieron, nadie se arrepintió jamás de actuar como creía que debía.

Más irónico es aún, que seas una persona que no sabe manejar su propia vida, y tengas, a pesar de eso, que guiar a otra persona por el buen camino. 
Que tengas que ayudarla a aprender, cuando vos también estás aprendiendo algo, y se vuelve difícil, muy difícil. 
¿Cómo se sale de eso?
Haciendo lo que te dice el corazón, no la cabeza. 
A veces pensamos que el corazón nos dice que hagamos algo, pero no sabemos diferenciar la voz de un ego de la voz pura del alma.
El corazón siempre te va a decir que hagas lo correcto, pero ¿qué es correcto? 
Para mí es hacer algo que te haga sentir bien a vos y a los demás, no hay más vueltas.
Que nadie salga herido, incluido vos. Nunca dejar  de lado los valores, la moral. Y si una vez que lo hacés, a no arrepentirse, a aprender de eso, y no cometer el mismo error dos veces.
¿Qué podés perder? Nada, solo ilusiones creadas por tu cabeza, pero nunca dejés que se pierda lo que te hace humano.
Tus valores, tus códigos. 

Vos podés ser la persona que querés ser.
Vos merecés ser una persona a la que le vayan con la verdad, no aceptes la mentira.
Vos merecés ser querido por lo que sos, no aceptes que te quieran por intereses.
Vos merecés que te respeten, no aceptes que pasen por encima de vos. 

Tenés derecho a decir "no", tenés derecho a no bancar ciertas cosas de los demás. 
Las cosas se arreglan hablando, y si no, tenés derecho a alejarte y a rodearte de personas que sí te valoren, que sí te respeten, que se sientan felices si vos estás bien, que no te envidien, que no te deseen el fracaso en ningún sentido.
Si aprendés a quererte y respetarte a vos, vas a ver como gradualmente las personas que no estén en la misma sintonía te empezarán a incomodar.
Vos mismo vas a querer juntarte con otras personas, porque entendés que sos un ser precioso que merece lo mejor.
No te conformes con poco, cuando vos valés tanto...¿Y qué se hace cuando tenés que ayudar? Mostrá la pared, tarde o temprano la persona se dará la cabeza contra ella.
Mostrá luego la puerta, y la persona la cruzará o no.
Pero ya no depende de vos.
Hay que dejar que el otro se de cuenta solo, aunque te mueras de impotencia. Tenés que entender que más no podés hacer, que no te corresponde.Y si la persona otra vez decide darse contra la pared... habrá que ser comprensivo. Ya se dará cuenta, en esta o en diez vidas.

Qué jodido ser humano, che.

Me voy a seguir estudiando!!

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